La historia de los Mazza, la familia cuyas dos casas de cambio en Santiago blanquearon euros equivalentes a US$ 280 millones procedentes del narcotráfico colombiano, podría haber tenido un fin totalmente diferente si otro hubiera tomado el "negocio".
Sin lugar a duda esto es algo que se debe frenar de inmediato. No es justo que le quiten el pan de la boca a la persona que se sacrifica para obtener el dinero. Esto afecta como en casi todas las dificultades económicas del país, a los pobres, quienes no tienen los medios suficientes para poder dar una solución justa a este alarmante problema.
Por Alejandro González
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